lunes, julio 9

Hace muchos años que tengo un mecanismo de defensa para enfrentar las distintas situaciones de mi vida: vivo esperando lo peor, pero en el fondo me guardo alguna esperanza; porque me convenzo de que, por ser yo, las cosas tienen que salir bien. Si, es un argumento bastante pelotudo, pero me funciona un 80% de las veces, no me quejo. También convengamos que no siempre hago algo para que las cosas cambien, me siento a esperar, dibujo, canto mal, vivo posponiendo el momento para hacerme cargo. El problema fue que, en el momento en el que la esperanza se fue, pense que la situación no tenia retorno. Suponia que era el karma, tantos años saliendome impune de todo, algo me tenia que tocar. Algo fuerte, que compensara todo lo pasado. El dia que perdí la esperanza, la solucion encontro un camino de regreso. ¿El mundo necesita que deje de creer en las cosas para funcionar?

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